Cartas a Simón

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Leído: 02/11/24
⭐⭐⭐

Los epistolarios son una ventana al pensamiento más genuino de un autor, aunque muchas veces le falte elaboración a las ideas. En estas cartas a su hijo Simón, entonces un veinteañero estudiando en Estados Unidos, Fernando González se reprime constantemente: "ya estoy filosofando demasiado, te aburro", y el esbozo de una idea atrevida da lugar a saludos familiares y lugares comunes que buscan tranquilizar al hijo errante, darle una sensación de hogar. Pero también esa sensación de hogar llega hasta nosotros, y conmueve: González arriesgando frases en su inglés de diccionario, comentando las noticias mundiales (la guerra de Corea) y las tragedias locales (las cartas inician apenas años después de El Bogotazo), o dando consejos paternos desde el aseo personal hasta la metafísica. Uno de los rasgos inesperados del libro es que las cartas tienen un aire de familia con "La historia de Horacio", la bella novela de su sobrino Tomás: Fernando González retrata la vida en sus fincas, ventas de tierras y ganado, fallidas empresas de productos homeopáticos, siempre con el fondo de la constante agitación de una extensa familia.