⭐⭐⭐⭐

La novela sigue a un grupo disímil de personajes durante la guerra de secesión que enfrentó a los Estados Confederados con los Estados de la Unión. Entre los personajes hay una joven esclava liberada, un médico militar de origen alemán, un soldado confederado experto en disfraces, un fotógrafo pionero, una dama sureña en busca de sus hijos, y hasta el propio general William Sherman. Doctorow presenta sus historias como puntos de vista trenzados por la marcha que lleva al ejército de Sherman desde Georgia hasta Virginia. La técnica narrativa es impecable, y la investigación que revela es rigurosa. La novela se mantiene al nivel del terreno, arrastrando al lector por el horror de la guerra, magistralmente descrita. Hay personajes memorables, como el pillo Arly Wilcox, dando tumbos entre el cinismo y la genialidad, tan despreciable como atrayente. Con todo, la cantidad de historias y personajes, por mejor malabarista que sea Doctorow, empiezan a disgregarse en una sucesión impresionista de escenas que amenazan el conjunto. La sensación, al final, es que la falta de uno o un par de personajes principales (Sherman casi lo es) dejan naufragar al lector en el enorme fresco de la Historia con mayúscula. La novela es un prodigio técnico, pero diría que le falta alma.