⭐⭐

Tsukiko, una mujer solitaria que ronda los cuarenta y trabaja en una oficina, se reencuentra en el bar de su calle con su maestro de escuela, un hombre viejo con un aire tranquilo. Sin que ni ella ni los lectores sepamos muy bien cómo, la improbable pareja se enamora. No pasa mucho más, y la extensión de la novela lo resiente. La prosa es contenida y los diálogos precisos, pero muy pronto el lector se siente en un escenario de Studio Ghibli: el maestro da sus sabias lecciones y Tsukiko levita ingenuamente sobre su propio personaje, que nunca termina de tomar forma. No es solo que la narradora en primera persona no se comprenda a sí misma, es que ni siquiera parece interesarse por ella misma. Al fondo, desfilan descripciones inocuas sobre parques, palomas, playas y platos de comida.