⭐⭐⭐

Esta novela cuenta simultáneamente las historias de dos mujeres con un siglo de diferencia: Blanche, la determinada voluntaria del Ejército de Salvación que hace un siglo fundó en París el Palacio de la Mujer, un lugar de acogida para mujeres sin hogar, y Solène, exitosa abogada en el París actual, que es llevada por las circunstancias a una radical revisión de sus prioridades. Las historias se encuentran en el núcleo de las luchas feministas de ayer y hoy, entre la indignación solidaria de Blanche y el privilegio descreído de Solène. La narración es fluida y, sobre todo al inicio, tiene una especial fuerza cinematográfica. El libro es corto y difícil de dejar, y tiene la virtud adicional de iluminar detalles de la historia social del feminismo. Sin embargo, uno descubre pronto que el ritmo de película se debe a que es casi un guion disfrazado de novela, y los elementos más efectistas del formato se hacen cada vez más notorios: lugares comunes, frases hechas, poca o nula confianza en la lectora o lector (se dice todo, no se sugiere nada); en fin, una preocupación mucho mayor por el arrastre narrativo que por la forma.
