⭐⭐⭐⭐⭐

Esta novela corta podría ser también una colección de dos cuentos, uno largo y otro corto, pero su diálogo es tan sutil y tan sugerente que reta los formatos. Es una pequeña artesanía trabajada con oficio y animada por el genio. La narradora de la primera parte es una mujer mayor que encuentra un diario de su yo más joven, con la que inicia una narración compartida que teje, como una trenza, la mirada fresca de una joven ilusionada por la revolución sandinista, recorriendo Nicaragua a dedo, con la mirada distanciada de una mujer que recuerda, sobre todo, el centro vacío de Managua (una imagen de enorme fuerza poética). La narradora de la segunda parte es una mujer adulta que, en un momento intermedio entre las dos anteriores, describe con desencanto e ironía el turismo internacional en las playas nicaragüenses. La potencia de lo no dicho en la escritura de Rimsky es magistral. Tal vez solo el final abrupto me hizo dudar, pero en el balance sé que recordaré este libro como una cima de la narrativa en español.