⭐⭐⭐⭐

Hay una historia fabulosa y magistralmente contada en este libro: Henry Price, acuarelista de la Comisión Corográfica, cruza el país en busca de un misterioso pintor, el artesano indígena Rufino Pandiguando. El primer personaje es histórico; el segundo, inolvidable, es ficticio. La mezcla de investigación histórica y juego narrativo es admirable, y cuando Cárdenas sigue el impulso surreal de los sueños o la magia es magnífico. La tercera y última sección del libro, "Tigre negro", es un western impresionante, una cacería humana que tiene de todo: transformaciones místicas, antiguas venganzas, intrigas políticas. Todo eso está muy (MUY) bien, pero por alguna razón Cárdenas se niega a aceptar su talento narrativo y decide enmascarar la novela en un ensayo híbrido que casi domina la primera parte (Esto sin contar la segunda parte, una licencia poética que recomiendo saltarse directamente). El ensayo, que casi pide perdón por el lujo burgués de la ficción, entra y sale del lenguaje de la historia y a veces parece un artículo académico (“trabajadores racializados”, etc.). Me cuesta mucho esta tendencia a criticar el realismo literario con deconstrucciones decoloniales que uno podría leer en tantos otros lugares, pero ¿por qué precisamente en medio de una buena novela?