Flush

// //
Leído: 19/09/24
⭐⭐⭐⭐⭐

Esta es la biografía de Flush, un perro, un cocker spaniel, que vivió en la década de 1840 entre Londres y Florencia en compañía de la poeta Elizabeth Barrett Browning. Casi un siglo después, en 1933, Virginia Woolf decidió que Flush era un digno personaje literario y, a partir de algunos poemas y entradas de diario de Barrett, reconstruyó su vida entera. Lo que podría ser un simple ejercicio literario, casi un divertimento, en manos de Woolf es una obra maestra. Una tarea que muchos habrían tomado con humor y ligereza, fue para Woolf un proyecto serio, por supuesto no exento de ternura. Toda la novela es una enorme lección de perspectiva: asistimos al mundo desde la altura de Flush, olisqueando, interpretando voces y gestos. Y si la percepción de Flush es todo un reto para la sensibilidad, lo mejor es que Woolf logra hacer, también, una biografía parabólica de Barrett, una poeta que lucha con las palabras mientras que su perro experimenta el mundo sin necesitarlas. Esa apuesta técnica por sentir y pensar como Flush es verdaderamente un prodigio; sugiero detenerse en el cortejo de Robert Browning, que desde la perspectiva de Flush es un juego de sombras, y especialmente en el nacimiento de Pan, el hijo de Elizabeth, que visto por Flush es algo totalmente inesperado para el lector.