Una oportunidad

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Leído: 06/04/24
⭐⭐⭐

Un narrador embrujado escribe para liberarse del embrujo. Para despistar al espíritu que lo acosa escribe cualquier cosa, pero especialmente sobre la escritura misma. No le interesa la ficción, que le parece poco; desconfía del sentido: "no estoy pensando en que se entienda lo que digo sino en contar algo para entenderlo". Mi lectura derivó entre la incomodidad y el hastío, aunque por momentos me divertí o cacé una buena idea en el aire. Me fatiga un poco la reflexividad semántica, siempre revisando la frase anterior, jugando con las palabras, huyendo deliberadamente de todo lo que empiece a parecer una narración convencional. "Estar al borde del desastre sin caerse exige bastante control", dice el narrador, y tiene razón; no creo que ese control sea suficiente en este caso. Hay que aceptar una y otra vez nuevos contratos de (in)verosimilitud: reporteros de guerra, brujos que huyen a Cancún, expolicías matones con sensibilidad poética; la ironía se agota en algún momento. En una nota al margen, ¿será consciente el autor de lo conservadoras que resultan las fantasías machistas del narrador en medio de tanta experimentación formal?