⭐⭐⭐⭐⭐

Una familia de emigrantes judios alemanes llega a Colombia en la década de 1940 huyendo de la guerra. El patriarca, Bernhardt, personifica un furor civilizador: en la playa más remota del Golfo de Urabá levanta una colonia con huertas tecnificadas y una disciplinada rutina. En el otro extremo de la historia (y de la Historia) está el Boga: un pescador negro que vive en el Golfo a la llegada de Bernhardt. El encuentro anfibio entre los dos hombres estará marcado por los muchos nombres del agua: aguamala, agua gorda, agua brava, agua dulce. La capacidad de Duperly para narrar una misma escena desde los dos puntos de vista, el de Bernhardt y el del Boga, es verdaderamente magistral. La novela funciona como una parábola para muchos juegos de opuestos, conjugando una buena historia con una exploración conceptual de fondo. Solo objetaría una cosa: a veces un lenguaje muy elaborado se pone en contra del buen ritmo de la prosa.