⭐⭐

Félix y Rose se encuentran en un café y caminan un par de calles mientras hablan y, sobre todo, piensan. Narrativamente, no pasa mucho más; estilísticamente sí. El flujo de pensamientos y percepciones de Félix y Rose es atrapado hábilmente en la prosa de Chejfec: lo que ven, lo que oyen, lo que recuerdan, lo que imaginan. Hay algo del ánimo experimental de Perec en este libro: esa descripción exhaustiva de lo cotidiano, el intento por llevar al lenguaje hasta el límite de lo banal sin perder el control. Como en realidad no hay personajes, a veces el texto toma una forma ensayística que desconcierta. Aunque algunas reflexiones sean interesantes por sí mismas, que no haya nada que las conecte termina por cansar. También le falta sentido del humor o del absurdo, que es lo que me parece que sostiene en pie algunos libros similares de César Aira, muy superiores. Es bueno como ejercicio de escritura más que de lectura, es decir que es un libro para escritores, más que para lectores.