⭐⭐⭐

Esta es una novela experimental a su modo, tal vez la más experimental de Roth. Encaja una historia dentro de otra y luego les da vuelta como a un guante: Nathan, el escritor que en la primera parte intenta rescatar a su hermano, Henry, de una situación desesperada y una muerte segura, pasa a ser en la segunda parte quien realmente vivió la historia de Henry y decidió convertirla en ficción. Aunque aquí están presentes muchas de las obsesiones de Roth (la disciplina, el deseo, la culpa, la conversión religiosa, la búsqueda desesperada de sentido), el juego metaliterario termina por dominar la historia. Sorprende el recurso excesivo a los diálogos largos que se van convirtiendo en monólogos de tesis. Las costuras estallan: hay una historia inverosimil y totalmente prescindible sobre un intento de secuestro, y el último capítulo es anticlimático. La cuestión judia, que siempre planea sobre la obra de Roth, en este caso pesa sobre la novela como un fardo enorme. Con todo, es imposible no aprender de la escritura de Roth, y esta novela en particular es muy sugerente para pensar los límites de la (auto)ficción.