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Es una novela corta (se siente el impulso de escribir "novelita") que pudo haber sido un cuento. Escrita por un Nabokov aún muy joven (21 años), el mismo año en que escribió la magistral "Defensa de Luzhin". Parece más un divertimento o un ejercicio literario. Cuenta la historia de un misterioso exiliado ruso en Berlín que, tras suicidarse o creer haberse suicidado, asiste a su propia vida (o al sueño de su propia vida) como un testigo silencioso, un ojo. La prosa, como siempre, estilizada y aguda de Nabokov, no es suficiente para salvar a este relato del naufragio.
