⭐⭐⭐⭐⭐

Novela cortísima, o relato de memorias, mejor. Se lee rápido y se procesa despacio. Mo Yan sintetiza con pinceladas precisas una vida entera: desde una infancia rural en la década de 1960 hasta una madurez cosmopolita en el nuevo siglo. De un modo increíble para su extensión, cuatro personajes (que incluyen un camión Gaz 51) se van trenzando en relaciones complejas que solo un velo de nostalgia permite ver desde la distancia del narrador. Ese narrador es un testigo modesto, siempre tan difícil de construir. Todavía intento descifrar la maestría técnica en la elección de las imágenes para hacer tanto con tan poco, yendo y volviendo con fluidez entre impresiones y contextos: guantes blancos, motores viejos, conductores, bocas grandes, héroes y antihéroes domesticados por un humor melancólico.